domingo, 22 de septiembre de 2013

Déjame intentarlo.

Ven. Quiero que dejes de depender tanto de otras personas que sabes que no están ahí por ti.
Cada día, así, cabeza alta y todo recto hacia la luna, ¿sabes? Deja de bajar la mirada e intentar pasar desapercibido. Todo recto hacia la luna, suena demasiado bien, piénsalo. Allí te estaré esperando, para seguir caminando hacia el amanecer... Donde nos quedaremos sentados hasta poder ver las puestas de sol más bonitas. Seguiremos  caminando, sin detenernos e iremos en busca de algún lugar en el que consigamos olvidarnos del resto del mundo, donde seamos sólo nosotros. Sin sonrisas fingidas, sin lágrimas caídas y corazones rotos. Sólo dos almas que buscan refugio en algún lugar alejado de este mundo lleno de hipócritas.
Que tienes que aprender a ser fuerte, porque sino, van a por ti. Es algo así como la ley del más fuerte, ¿sabes? Se abalanzan sobre ti y después qué, eh, dime.
Los que quieran hablar, que hablen... Es verdad que por mucho que lo intentes, puede que no seas capaz de callarlos. Y la verdad es que sí, la fuerza de la palabra puede hacer mucho daño (dímelo a mí). Una palabra, una simple palabra salida de la boca que menos te lo esperas... Jode.
El ritmo se demuestra andando y el cariño, se demuestra con hechos. Olvídate de los demás cuentos.
Que si alguien te jode una vez, lo hará una y mil veces más si le sigues dando el gusto. Tienes que saber hasta dónde puede llegar cada uno.
Parece que llegados a un punto, las cosas se empiezan a complicar y necesitas a ese "alguien" que ponga algo de estabilidad a tanto descontrol.

Ven. Quiero tenerte entre mis brazos para intentar que los minutos se conviertan en horas, meses... Años. Y que el dolor, se reduzca a escasos segundos, que desaparezca.

 
Na.
Lo más lejos... A tu lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario