sábado, 19 de octubre de 2013

Se abalanzan sobre mí un cúmulo de sentimietos que.

No sé si te sigo queriendo tanto como antes. Es que fue demasiado tiempo. O quizás poco. Empezaste a marcharte, pero a veces parecía que te querías quedar.
Ahora creo que no estás... Pero a veces, casi sin quererlo, apareces por mi mente. Me enfado. No quiero que vuelvas, no quiero que estés presente. Pero es verdad que igual tampoco quiero que te vayas.
¿Te das cuenta? (no sé por qué pierdo el tiempo preguntándote como si fueses a leer esto) Nunca tuvimos un término medio. Nos queríamos a morir o matábamos por querernos.
Me hiciste cruzar la línea que un día tú pintaste. Me hiciste saltarme semáforos en rojo sabiendo las consecuencias. Sin embargo, yo puedo ser los viernes y tú los domingos por la mañana. Puedo quererte los días pares y tú a mí, los impares. Yo seré quien ponga las normas y tú quien se las salte.
Yo puedo ser lo que tú quieras, porque tú ya eres lo que quise yo.

Vuelve a mí esa sensación de... ¿Cómo explicártelo? Es como si te quisiera a mi lado pero tuviera ganas de correr hacia otro sitio.  


Na.
Lo más lejos... A tu lado.

martes, 15 de octubre de 2013

Del amor en general, de ti en particular.

Que me cansé de esperar, pero te sigo esperando (y es entonces cuando odio que la esperanza sea la última en abandonarnos). Me sé de carrerilla las escusas que pondrás para llegar tarde. Luego dirás que el autobús canceló su ruta diaria o a saber qué otra historia. No vendrás. Yo me quedaré con la cafetera medio llena y la cajetilla de cigarros media vacía, quizás.
Aborrezco esa parte de mí que es más tuya que mía. Y es que, además, es la parte más bonita que tengo, digamos. Mira que había precipicios, eh... Que tuve que ir a parar al de tus ojos. Ya ni recuerdo cuántos lunares tenías en el cuerpo: ¿5, 4, 3, 2, 1,? Es como una cuenta atrás que no termina nada.
(Pero miento...) Tenías 6, el número de la buena suerte para aquella que te los esté contando ahora. Si cierro los ojos aún te veo, de espaldas, sentado en aquel banco medio roto. De fondo, era como si en mi cabeza sonara "Miedo" de Pablo Alborán. La música que en realidad sonaba era demasiado patética para un momento como aquel. No sé a qué estuvimos jugando mientras hacíamos como si fuésemos a salvarnos. Y por entonces, comprendí que algunos juegos, se parecen más bien a una guerra mundial. Aquella vez, eclosionó un mundo en el que nosotros éramos los únicos habitantes. Han quedado montón de ruinas (para mí lo son): notas, conversaciones en WhatsApp hasta las tantas de la madrugada, cumplidos y promesas incompletas... Recetas para la soledad que han caducado. No hay tiritas para esas heridas ni suficientes ojos bonitos en el mundo para olvidar que los tuyos, tus ojos, fueron los únicos que supieron quedarse en mis cicatrices el tiempo suficiente como para ver más allá de lo que yo nunca supe enseñarle a nadie.
No llamaste a la puerta, entraste directamente y te pegaste a mi lado. Querer no sé si me quisiste, pero me salvaste más de lo que nadie, jamás, me ha salvado.
Y aún me estremezco cuando pienso en esa gente que habla de olvidar como si de pasar una puta página se tratase.

No se habrán enamorado nunca, supongo. No tanto como lo hice yo.


Na.
Lo más lejos... A tu lado.

domingo, 13 de octubre de 2013

Acércate a mí, yo te explico.

Entonces sabrías cómo te veo, te darías cuenta de que me quedo muda... Que las palabras no me salen contigo. Que mi cuerpo busca otra manera de comunicarse.
Perdóname si no soy clara, amor. Disculpa... Disculpa si no me doy a entender, pero hay cosas que son necesarias, ¿cómo decirlo? escribirlas en tu piel, hay palabras y sentimientos que debes descubrir en mis ojos. Es necesario que sepas que cada suspiro, cada guiño, cada gesto es un "Te quiero" a mi manera, escondido, tímido. Perdona por no decirlo abiertamente, pero, las palabras... Son la mayor fuente de malentendidos.
Yo no quiero que sepas que te quiero, que igual estoy enamorada, que te ando encontrando y que al tenerte, me tengo. Más loca, más libre... Más completa, feliz y única.

Discúlpame si no soy clara, pero acércate a mí, a mi cuerpo (para que entiendas mejor).


Na.
Lo más lejos... A tu lado.

martes, 8 de octubre de 2013

Y una vez más... Esas ganas.

Junto con muchos "No te vayas", correr por las calles a oscuras, que me sigas y que te quedes sin aliento. Merendar un "Vete a la mierda" y atragantarme con cientos de "Pero vente conmigo". Que me saques de clase, como en esas pelis tan cursis y me lleves a lugares que sólo tú conoces. Que no te sientas avergonzado de mí. Quiero que revientes cabezas por ver mi sonrisa y que cada día me hagas enfadar.
Quiero cenar un "No te dejaré sola" y dormirme con un puto "Eres feísima". Despertarme, ver que estás ahí, a mi lado. Que me llames y me digas que en realidad no tienes ganas de verme pero que se te escape una carcajada. No me dejes sola, ni para ir al baño.
No quiero sorpresas. Quiero matarme de la risa, quererte mucho. Hablar y hablar, sin sentirme incómoda ni avergonzada. Quiero alguien a quien poder cuidar.

A fin de cuentas, no he dicho nada nuevo, sigo siendo cada vez más jodidamente ñoña y... Sigo queriéndote con las mismas ganas que el primer día, cabrón.
Na.
Lo más lejos... A tu lado.