martes, 15 de octubre de 2013

Del amor en general, de ti en particular.

Que me cansé de esperar, pero te sigo esperando (y es entonces cuando odio que la esperanza sea la última en abandonarnos). Me sé de carrerilla las escusas que pondrás para llegar tarde. Luego dirás que el autobús canceló su ruta diaria o a saber qué otra historia. No vendrás. Yo me quedaré con la cafetera medio llena y la cajetilla de cigarros media vacía, quizás.
Aborrezco esa parte de mí que es más tuya que mía. Y es que, además, es la parte más bonita que tengo, digamos. Mira que había precipicios, eh... Que tuve que ir a parar al de tus ojos. Ya ni recuerdo cuántos lunares tenías en el cuerpo: ¿5, 4, 3, 2, 1,? Es como una cuenta atrás que no termina nada.
(Pero miento...) Tenías 6, el número de la buena suerte para aquella que te los esté contando ahora. Si cierro los ojos aún te veo, de espaldas, sentado en aquel banco medio roto. De fondo, era como si en mi cabeza sonara "Miedo" de Pablo Alborán. La música que en realidad sonaba era demasiado patética para un momento como aquel. No sé a qué estuvimos jugando mientras hacíamos como si fuésemos a salvarnos. Y por entonces, comprendí que algunos juegos, se parecen más bien a una guerra mundial. Aquella vez, eclosionó un mundo en el que nosotros éramos los únicos habitantes. Han quedado montón de ruinas (para mí lo son): notas, conversaciones en WhatsApp hasta las tantas de la madrugada, cumplidos y promesas incompletas... Recetas para la soledad que han caducado. No hay tiritas para esas heridas ni suficientes ojos bonitos en el mundo para olvidar que los tuyos, tus ojos, fueron los únicos que supieron quedarse en mis cicatrices el tiempo suficiente como para ver más allá de lo que yo nunca supe enseñarle a nadie.
No llamaste a la puerta, entraste directamente y te pegaste a mi lado. Querer no sé si me quisiste, pero me salvaste más de lo que nadie, jamás, me ha salvado.
Y aún me estremezco cuando pienso en esa gente que habla de olvidar como si de pasar una puta página se tratase.

No se habrán enamorado nunca, supongo. No tanto como lo hice yo.


Na.
Lo más lejos... A tu lado.

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